Dios no está participando en la muerte prematura de nadie, ni tampoco determina quién es salvo y quien se pierde.
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Fe
Dios no está participando en la muerte prematura de nadie, ni tampoco determina quién es salvo y quien se pierde.
La fe, como el dinero, responde al conocimiento de nuestra autoridad.
Tanto las cosas visibles como las promesas, son sustentadas por la palabra de Su poder.
Muchas enfermedades están relacionadas con el estrés.
La sanidad divina no es otra cosa que el poder de Dios que fluye a través de nuestros cuerpos físicos
La clave para la oración efectiva es creer sin dudar que ya tienes el resultado deseado.
Es obvio que el tema de la fe es poco entendido en el cuerpo de Cristo. Es triste porque es, tal vez, el tema más importante en la vida cristiana.
Muchos son bautizados en el Espíritu, pero aún parecen carecer de poder en sus vidas. ¿Por qué? Porque no han tenido una revelación de las verdades que comprenden mentalmente. La verdad es espiritual y debe ser entendida a través de nuestro espíritu renacido.
En el libro de Daniel nos encontramos con la sorprendente historia de Sadrac, Mesac y Abed-nego. Por su negativa a adorar la imagen de oro que Nabucodonosor había levantado, estaban siendo amenazados de muerte en un horno de fuego.
La sanidad es para ti. Si creemos y actuamos según la Palabra de Dios, la verdad nos hará libres. Es tiempo que el cuerpo de Cristo sepa que las enfermedades no representan la obra de Dios en nuestras vidas sino la obra de Satanás.
La fe se concibe por oír la Palabra de Dios en nuestro espíritu. Hasta que no tengamos una "revelación" de la verdad de la Palabra de Dios en nosotros, la fe se mantendrá en el nivel humano. Esto es una lucha que requiere usar el poder de la mente y fórmulas.
Todos comenzamos en diferentes lugares en la vida. Ninguno de nosotros tuvo posibilidad de elegir dónde nacer o en qué tipo de familia nacer. Ninguno de nosotros tuvo la posibilidad de elegir el entorno socioeconómico, el sistema educativo en que se nos introdujo, o las oportunidades que pudimos haber tenido a temprana edad. Así es que para muchos podría parecer que la vida no es justa.
Recuerdocuando era un niño y mi papá me avisaba queal día siguiente iríamos a pescar, cazar oalgún otro tipo de aventura. Durante toda la noche anterior me costabaconciliar el sueño porque imaginaba las grandes cosas que haríamos al día siguiente
La revelación más grande en mi vida fue haber sido hecho justo en Cristo. Esto cambió la imagen que tenía de mí mismo. Cambió mi visión, mi actitud; mis temores comenzaron a irse. No fue un cambio instantáneo: fue un proceso. Pero la planta que surgió de la semilla de la justicia ha continuado transformándome. Hasta que realmente podamos vernos limpios delante de Dios, la fe será una lucha.