En la iglesia, hoy en día, es fácil encontrar dos tipos de cristianos que hablan mucho de fe. El primer grupo reconoce su necesidad y sus escasos recursos, y están constantamente pidiendo al Señor por más fe. El otro grupo habla con confianza y proclama que tiene mucha fe o “toda la fe del mundo.” Sin embargo, habitualmente, cuando este segundo grupo se encuentra en problemas, siempre piden a otros que oren por ellos. Es obvio que el tema de la fe es poco entendido en el cuerpo de Cristo. Es triste porque es, tal vez, el tema más importante en la vida cristiana.
¿Es El Tema Más Importante?
Hebreos 11:6 nos dice, “Pero sin fe es imposible agradar a Dios.” Si no es posible agradar a Dios sin fe, ¿cuál tema puede tener más importancia en la vida del creyente? Unos pueden pensar que el amor es más importante que la fe, pero, ¿es posible amar a tu enemigo sin fe? ¿Es posible orar por los que te persiguen sin fe? Entonces, es sumamente importante que entendamos lo que la fe es y cómo funciona.
Si es imposible agradar a Dios sin fe, es obvio que Dios quiere que caminemos en fe. No es tan difícil, o Dios no sería justo en exigir la fe de sus hijos.
¿Qué es fe? “Es, pues la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). Inmediatamente, la definición de fe nos lleva más allá de lo que podemos ver, más allá de los cinco sentidos. La fe tiene que ver con cosas no visibles, con cosas que esperamos pero queaún nopodemos ver. La fe es la convicción o la certeza de que tales cosas están por llegar o manifestarse.
La Fe y La Esperanza
Entonces, nos encontramos con la realidad que la fe no se trata de nuestra habilidad o poder físico para concebir las cosas. Nuestra confianza no está en nosotros mismos. Tampoco debemos confundir la esperanza con fe. La esperanza pone la meta y mira hacia el futuro, pero no es fe. La fe es la certeza y la convicción que sostiene la esperanza hasta la plena manifestación de lo que estamos esperando.
Muchos de los que piensan que tienen mucha fe lo que realmente tienen es mucha esperanza. No existe una certeza en sus corazones. Por eso, siempre están pidiendo oración por los mismos problemas. Esperan pero no creen, y por eso, no reciben.
Las Dos Opciones
Solamente existen dos cimientos sobre los cuales uno puede pararse. Uno es la fe y el otro es la incredulidad. O creemos o no creemos. Pero, ¿qué debemos creer? Pablo nos dice en 2 Corintios 4:13, “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito . . .” Sin duda alguna, Pablo era un hombre de mucha fe. El había decidido vivr por fe, y por la inspiración del Espíritu Santo dijo, “El justo por la fe vivirá” (Romanos 1:17). ¿En qué se basaba su fe? En lo que estaba escrito, esto es La Palabra de Dios. En otras palabras, Pablo nos dice que la fe, que es la certeza de lo que no se ve, se basa en lo que está escrito. El vivir nuestras vidas según lo que está escrito se llama “el espíritu de fe.”
Cosas Temporales
¿Es prudente creer en lo que no podemos ver mientras las circunstancias están gritando, “¡No es posible!”, “¡no hay!”, “¡no puedes!”, “¡esta enfermedad es fatal!”, “¡no hay esperanza!”, etc? Leamoslo que dice Pablo; “no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que nos se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:18). ¿Sabes lo que significa la palabra “temporal”? La palabra “temporal” significa, “sujeto al cambio.” Cualquier cosa, cualquier circunstancia, cualquier problema que podemos encontrar en la vida es temporal, es decir están sujetos al cambio. No son permanentes y no son eternos. ¡Pueden cambiar!
Jesús nos dijo, “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35). La Palabra de Dios es eterna y no está sujeta al cambio. Ahora, si las circunstancias pueden cambiar, y la Palabra de Dios es eterna, ¿en qué debo basar mi fe?
El Espíritu de Fe
El espíritu de fe se basa en la Palabra de Dios, y habla conforme a lo que la Palabra dice. Pablo dijo, “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito, Creí, por lo cual hablé.” A pesar de las circunstancias, los problemas o los escasos recursos, el espíritu de fe proclama la verdad de la Palabra y no se mueve. Es la certeza y la convicción de las cosas que no se ven. Esto es fe. Y sin esta convicción y certeza en Dios y en su palabra, es imposible agradarle.
La Fuente de Fe
La fe brota de una sola fuente. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). No podemos orar por más fe. La oración no hace funcionar la fe, es la fe que hace funcionar la oración. No recibimos fe por la imposición de manos. La fe no viene por la alabanza, aún cuando la alabanza puede estimular la fe. No hermano, la fe solamente viene y se desarrolla por el oir la palabra de Dios. A la medida que una escucha con su corazón la Palabra de Dios, tendrá la capacidad para tener fe. Uno solamente puede tener el espíritu de fe cuando está convencido de la voluntad de Dios para su vida. La fe para ser salvo es el resultado de la convicción interna de que Dios nos perdona y nos quiere salvar. La fe para ser sano es el resultado de la certeza que por “su llaga fuimos sanados.” La fe para recibir lo que nos falta es el resultado de la promesa que si damos, recibiremos, y que“El Señor es mi pastor, nada me faltará.”
Viviendo por Fe
La vida de fe es la vida establecida sobre las promesas de Dios. La persona que vive según el espíritu de fe es la persona que mantiene la calma en cualquier circunstancia, sabiendo que la Palabra de Dios tiene la respuesta indicada. Esta persona ha decidido vivir de acuerdo con lo que está escrito y no con lo que dice el mundo o el diablo. Es una persona cimentada en la Palabra de Dios y no en las supersticiones y las tradiciones de los hombres. Es una persona comprometida y dedicada a la excelencia y la integridad, cuyas palabras y acciones siempre demuestran una certeza y una convicción en “todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Es una persona positiva y gozosa que refleja el caracter y la actitud de su Padre en cada momento, dominando las circunstancias adversas y agradando al Señor.
¿Quieres ser esta persona? Cualquier viaje comenza con el primer paso. Tómalo ahora. Decide que vas a creer lo que está escrito en el Nuevo Pacto. Llena tu vida con las promesas de Dios y desata por tu boca “el espíritu de fe.”