Liberar la Vida que está dentro de nosotros no es tanto un producto de lo que hacemos, sino más bien de lo que sabemos. En el mundo hay dos clases de conocimiento: el natural (o de los cinco sentidos) y el espiritual. La mayoría de lo que vivimos, es a través el conocimiento natural que desarrollamos en el mundo de los sentidos. El aprendizaje de la Biblia también se obtiene a través del conocimiento natural y es posible llegar a acumular mucho conocimiento de esta forma, pero sin producir un impacto real en nuestras vidas.
Nosotros sabemos que creemos la Palabra de Dios, pero muchas veces lo que creemos no se manifiesta en la forma en que pensamos que debería hacerlo.
Pablo hizo referencia a este tema en sus escritos. La clave de la victoria seguida de señales, se puede resumir en la palabra 'revelación'.
Hay diferentes niveles de entendimiento. Pablo los menciona en 1 Corintios 14:6:
1) Doctrina (algo que se puede aprender)
2) Profecía (algo que puede inspirar / edificar / exhortar / confortar)
3) Conocimiento (algo que entendemos lo suficientemente bien como para enseñar a los demás)
4) Revelación (algo que nos transforma).
Pablo no aprendió el Evangelio a través de ningún hombre sino por ‘revelación’ (Gal. 1:12). También oró para que recibiéramos un espíritu de revelación:
"para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, 18alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, 19y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza," (Efe 1:17)
Una vez más vemos a Pablo hacer una distinción entre la sabiduría (conocimiento en acción) y la revelación; también entre la comprensión (conocimiento y sabiduría) y la "iluminación" del entendimiento (revelación).
Esta ‘revelación’ nos lleva a una dimensión diferente del entendimiento de su poder para con nosotros los que creemos. Ese es el secreto del poder: ¡la revelación!
Muchos son bautizados en el Espíritu, pero aún parecen carecer de poder en sus vidas. ¿Por qué? Porque no han tenido una revelación de las verdades que comprenden mentalmente. La verdad es espiritual y debe ser entendida a través de nuestro espíritu renacido.
El conocimiento revelado es de naturaleza espiritual. Tú lo sabes, cuando tú lo sabes. El ámbito de la verdadera fe va más allá del intelecto y las emociones. Las verdades de Dios llegan a ser más que el conocimiento e incluso más que el entendimiento. Son vida.
¿Cómo viene la revelación? Obviamente viene de Dios, pero no creo que sea algo que Dios nos esté reteniendo. Antes, más bien, es que andamos demasiado distraídos como para la buscarla con todo nuestro corazón. Pablo oró por los Efesios, para que Dios les diera un espíritu de revelación. Debemos orar en la misma forma.
Padre, te doy gracias porque es tu deseo que tenga un espíritu de revelación en lo referido a las cosas del Reino, y una verdadera iluminación en el entendimiento de Tu poder para mí. Gracias por revelar estas cosas a mi espíritu. (Efesios 1:17-19)
¿Cómo vamos a crear el entorno adecuado para el ‘conocimiento revelado’?, Pasando tiempo con la Palabra de Dios, en oración, en alabanza y meditación, vendrá la revelación. Es entonces que vamos a ‘ver’ la sanidad. Vamos a ‘ver’ nuestra autoridad. Lo que era mental se convertirá en espiritual, y la vida victoriosa se convertirá en una realidad.
El conocimiento revelado preparará nuestra fe para proclamar que nuestro conocimiento es verdad. Cuando hablamos para sanidad a nuestros cuerpos, no será una ‘fórmula de confesión’, sino más bien un acuerdo de gran alcance con aquello que hemos recibido por revelación. Hay una diferencia entre la doctrina de ‘por sus llagas he sido sanado’, y la revelación de esta misma verdad. La doctrina la puedes enseñar pero la revelación hará que liberes el cumplimiento de la Palabra a través de la fe.
Liberar la realidad del espíritu renacido en nuestras vidas es un producto del verdadero conocimiento por revelación de lo que está en nosotros a través de Jesús. No hay manera de enseñar 'revelación'. Esto lo sabrás sólo cuando te suceda. En la medida que medites y ores con la Escritura mencionada anteriormente, Dios irá abriendo las verdades para ti.